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ASAJA muestra su satisfacción ante el rechazo del Congreso de los Diputados a la propuesta para declarar España libre de transgénicos.

By Redazione

 

Parece que corren nuevos vientos en Europa. Trece años después de que los agricultores comenzarán a utilizar semillas y plantas transgénicas, los
políticos y gobernantes de la Unión Europea inician por fin un cambio de discurso y comienzan a vislumbrar las innumerables ventajas de esta tecnología, que
además de ser más productiva es más respetuosa con el medio ambiente.

La Comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Congreso de los Diputados rechazó ayer la proposición no de ley presentada por el Grupo Parlamentario de
Ezquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds solicitando que todo el territorio español se declarara zona libre de cultivos transgénicos. La propuesta
fue rechazada por los dos grupos mayoritarios, PP y PSOE, que expresaron su apoyo a la investigación y al desarrollo de las técnicas genéticas orientadas a la salud y
a la producción de alimentos, siempre que se haga desde el control, la seguridad y el aval científico, y pusieron de manifiesto que no se puede estar a favor de la
ingeniería genética para su aplicación en vacunas, medicinas o células madre y negarse a la aplicación de los organismos genéticamente
modificados en la agricultura y la producción de alimentos.

Este rechazo se une a las declaraciones recientes de la propia comisaria de Agricultura de la Unión Europea, Mariann Fischer-Böel, que se ha mostrado partidaria de agilizar
los trámites para la aprobación de organismos modificados genéticamente (OMGs), como respuesta a la actual crisis alimentaria.

Durante 2007 dos millones de agricultores más se decidieron por este tipo de cultivos, por lo que en la actualidad ya son doce millones de porductores de 23 países del mundo
los que cultivan una superficie de 114 millones de hectáreas con variedades mejoradas genéticamente.

Andalucía, que fue pionera en la investigación del algodón Bt y contó con campos de ensayo en Sevilla a finales de la década de los 90, ha perdido
prácticamente este cultivo y está a punto de perder el tren de la biotecnología agraria.

Desde ASAJA-Sevilla instamos una vez más a las administraciones a ponerse las pilas y a permitir la investigación y la siembra de las variedades biotecnológicas que
llevan más de 13 años cultivándose en todo el mundo con unos excelentes resultados para la producción y el medio ambiente.

Con una población mundial en constante crecimiento el reto fijado por la FAO de duplicar la producción mundial de alimentos para el 2050 sólo será posible si
utilizamos todas las mejoras tecnológicas que en estos momentos tenemos a nuestra disposición, incluida por supuesto la biotecnología agraria.

Fuente: ASAJA

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